...y luego el placer.

Incluso lejos de casa, el trabajo nos alcanza de vez en cuando. - En casa, en Colonia, se ha acumulado un poco de correo. Así que hacemos jornada laboral. Me alegra especialmente recibir una carta del seguro de pensiones sobre una inspección programada. - Debían de saber que no estaba en casa.

Pero también aprovechamos el día para desintoxicarnos un poco. 

Cuando nos subimos a la báscula, nos dimos cuenta muy pronto de que llevábamos demasiado lastre. Aunque Héctor lo llame sobrecarga, hay que adelgazar como sea. Durante los últimos días, hemos estado comprobando el derecho de una pieza de equipaje u otra a existir a bordo. ¿Nos hace felices? ¿Es necesaria? ¿Ocupa un espacio innecesario?

Y he aquí que, en un abrir y cerrar de ojos, casi se juntan 20 kilos, listos para volver a casa. - Así que nos dirigimos al supermercado más cercano para desempolvar dos cajas y comprar cinta adhesiva. Rápidamente, todo quedó perfectamente empaquetado. 

Hasta ahora, todo parecía bastante sencillo. Escribí un bonito texto explicativo para la oficina de correos utilizando Google Text Translator.

Sobre todo, quién es el destinatario, quién es el remitente, que el paquete tiene que estar asegurado (también queríamos enviar mi "viejo" Mac) y que necesitamos una factura. 

Pero lo que empieza simplemente...

En la oficina de correos, que en español se llama Correos, coloqué nuestro texto preparado y los paquetes en el mostrador. El texto fue leído y hubo un claro "Sí", lo que significa que sí. - La siguiente pregunta fue si hablábamos inglés, a lo que respondimos afirmativamente. Siempre había pensado que mi inglés era malo, pero aunque supuestamente hablábamos inglés, yo sólo entendía el español. - Nos preguntaron detalladamente si el paquete contenía armas, sustancias inflamables o explosivas, drogas u otras sustancias tóxicas, tabaco, animales vivos o muertos o cualquier otra cosa. Había que indicar exactamente el número de camisas, pantalones, etc., para el seguro y...

Resumiendo, todo el procedimiento duró al menos una, parecieron tres horas. - Al final llegó un colega que hablaba inglés de verdad. - Su simple comentario sobre su colega: "es estúpida". 

Las consecuencias: Torgit amplió inmediatamente sus esfuerzos por aprender español. - Mi autoconfianza en el "lo solucionaré con mis manos y mis pies si es necesario" es ahora limitada.

Hablando de aprender idiomas. - La Biblioteca Municipal de Colonia también ofrece a sus "lectores" un curso digital gratuito de idiomas de Rosetta Stone a través de una aplicación. Ahora Torgit está sentada a mi lado, empollando español. No me atrevo a decirle que mañana viajamos a Portugal. 

La idea del día: menos es más, al menos más espacio. 

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