Marc, de buen humor en la playa
Torgit en pose rapera, con sudadera con capucha y pantalones hippies

Hoy sábado tenemos programada una visita al mercadillo que se celebra durante todo el año en el Hipódromo de Sant Jordi. Pero antes hay que reponer fuerzas. Hoy volvemos a tomar muesli. - La fruta local es sencillamente deliciosa. Un extra de vitamina C con unos cuantos limones, que aún tenemos a mano tras nuestra visita a Marga y Kasim. Súper sabrosos y de su propio huerto, es decir, ecológicos, al menos eso creemos.

Nuestra ruta hacia el rastro nos lleva en dirección a la ciudad de Ibiza. - A pocos kilómetros de las puertas de la ciudad, este mercadillo de Sant Jordi se celebra todos los sábados desde 1995. - Todo un clásico. Cuando llegamos a la hora de comer, el aparcamiento ya está bastante lleno. Pero con un poco de maniobra, encontramos un hueco para Héctor.

Además de electrodomésticos, aquí también hay un clásico.
Un viejo Landy.

Me encanta este todoterreno. No sólo porque yo mismo conduje uno de sus nietos, el Defender. Sino sobre todo porque este vehículo es para mí la personificación de la libertad y la aventura. Pero puede que haya visto demasiado Daktari en mi infancia.

38°53'15.3″N 1°23'48.2″E - De 9 de la mañana a 3 de la tarde, aquí cualquiera puede comprar y vender cualquier cosa. Y cuando digo todo, quiero decir todo. Por eso, el mercado es bastante popular entre los isleños. Además de libros, accesorios y joyas de segunda mano, encontramos antigüedades, adornos y alfombras. Incluso algunas cosas realmente insólitas.

Los fans de lo vintage estarán encantados. Torgit encuentra una camiseta chula por dos euros. - Yo descubro un collar. No he llevado un collar desde que tenía quince años. Pero cuando lo veo, sé que es mío. Pero antes de que pueda preguntar el precio, Ilona ya lo ha comprado. - ¿Fue mal? - No, en absoluto. - Es su forma de darme las gracias. - Así que seguimos paseando, yo con un collar. No me lo puedo creer, poco a poco me estoy convirtiendo en una gitana. Quién sabe, a lo mejor me hago un pendiente y luego un tatuaje. Justin, el Tattoo Surf Normad, estaría encantado. 

 

Mientras tanto, el sonido de tambores y bongos llega hasta nosotros desde las gradas del hipódromo. Unos cuantos isleños se reúnen aquí todos los sábados y contagian el sentimiento hippie por el que Ibiza es famosa. No se puede escapar de los tambores. Literalmente, se sienten los bajos.

Por cierto, no es lo único que sopla aquí. De vez en cuando, nubes de hierba atraviesan el campo. No hace falta traer nada. Aquí el consumo es libre, sólo hay que respirar. - Abandonamos la plaza de buen humor.

Hoy hemos hecho deliberadamente menos fotos. Por un lado, la gente del mercado nos ha flasheado en parte y, por otro, había tanta gente que apenas habríamos podido hacer una foto sin gente. Algunos habrían merecido más de una foto. Pero todo hippie, punk y compañía necesita su libertad. - El vídeo de los tamborileros no es nuestro, pero de alguna manera la visión era la misma. - El sentimiento se transmite. - Lo único que falta es la nube.

Como puedes ver fácilmente en las fotos de la parte superior de la página, más adelante sí que acabamos en la playa y en el mar. Pero eso os lo contaremos mañana. - En cualquier caso, estoy encantada con mi collar y ¿qué te parece Torgit? - Me gusta especialmente en estos dramas de gángsters. - Nada de Bonnie y Clyde, hoy son Marc y Torgit. ¿O era Torgit y Marc? Creo que a los gángsters no les importan esas cosas. - "Nadie se mueve, nadie muere".

Conclusión: Si te gustan las cosas extravagantes y disfrutas viendo a gente exótica, este mercado es una visita obligada para ti. - Nosotros nos lo pasamos muy bien. Quizá volvamos otra vez.

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